Ella,
solía preguntar
a cada persona que conocía
o reencontraba en su vida,
si eran felices,
parecía que la felicidad le era difícil,
una cuestión negada,
podía sonreír y reír fuerte a ratos,
pero simplemente le costaba mucho:
entenderse feliz, vivir feliz, ser feliz.
La felicidad se decía,
es ya un papel legal roto,
un vaso de cristal hecho pedazos,
una simple amnesia del corazón.
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