Él no era mío,
pero yo era completa de él,
pasábamos las tardes mirando al río,
besos de flor,
lloviendo amor en la naturaleza.
Yo no era de él
y sin embargo
él era todo mío,
y veíamos,
en los jardines prohibidos,
caminar despacio,
su Sol y mi Luna,
nacían estrellas
en la mirada perdida,
algunas fugaces,
otras aún dormidas.
Y aunque no eramos destino,
eramos todo lo amorosamente conocido.
Eso es lo lindo de estar con alguien aun que sabemos que no estaremos ahi.
ResponderEliminarExactamente, estar sin estar y aún así, estar.
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